La muerte de una mascota es la primera experiencia que la mayoría tiene ante la muerte, y puede ser tan desconcertante como la muerte de un hermano o un amigo cercano.
Puede llegar a ser tan dolorosa esta pérdida, que es común atravesar por las distintas etapas del duelo de forma similar a cuando llevamos duelo por un ser humano que se nos ha adelantado.
En primer lugar, comenzamos por negar que esto realmente ha pasado. Son típicos los pensamientos de: "esto no puede estar pasando", "no es cierto, sé que no es cierto", y actitudes que pretenden negar la muerte del ser querido (persona o animal). Sin embargo, es algo temporal. Usualmente, la denegación da paso al enojo, un enojo irracional dirigido contra el mundo, contra la vida, contra ti misma por no haberlo evitado o contra él, que se ha ido y te ha "abandonado".
También es común sufrir de melancolía, que es un sentimiento de profundo dolor y desamparo, cuando nuestro estado de ánimo cae y no tenemos ganas de hacer nada, incluso sentimos que no valemos nada o tenemos deseos de desaparecer; por fortuna, también es algo temporal en la mayoría de los casos.
Duelo y melancolía
La mejor forma de superar una pérdida y desarrollar de forma sana nuestro duelo, para evitar hundirnos en la melancolía, es tener distintas actividades cada día, y que sean placenteras. Esto suena extraño pues en ese momento no deseamos hacer nada y las cosas que nos gustan han dejado de interesarnos, pero es importante hacerlas de cualquier modo para que nuestro estado de ánimo mejore con normalidad.
Para saber más sobre los procesos normales y patológicos del duelo, te recomendamos el ensayo de Sigmund Freud "Duelo y melancolía", que te servirá para entender mejor y superar esta etapa.
Recuerda que el duelo es una respuesta emocional natural ante la pérdida de algo que queremos, sea un ser vivo o no (como perder el trabajo o cambiarte de casa). No todas las pérdidas producen el mismo impacto, pero todas ellas tienen su importancia en nuestra vida.
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