A veces, nuestros hijos nos sorprenden con sus expresiones de independencia y autonomía, y nos hacen recordar que ya no son tan pequeños como quisiéramos, y por lo tanto, tan dependientes de nosotras.
Un día, sin esperarlo, nos miran a la cara y nos dicen: "Quiero ir solo a la escuela". Y comienzan las dudas, si es bueno dejarlo ir solo, si negárselo será negarle la posibilidad de crecer, si es peligroso, si es muy chiquito... ¡uff!
¿Está listo para ir solo?
No todos los casos pueden medirse de la misma forma, hay factores internos y externos a la familia y a la experiencia del niño, que te podrán orientar para tomar la mejor decisión.
Madurez. Tu hijo debe conocer las señales del tráfico y todo lo necesario para andar en la calle, como los semáforos, el modo correcto de cruzar una calle, y debe demostrar que lo tiene en mente al caminar, no sólo que lo sabe en teoría cuando se lo preguntas. Un niño que siempre está ensimismido, que camina sin poner atención, no está listo para ir solo a ninguna parte.
Zona. También es muy importante tomar en cuenta la zona donde vive y donde se localiza la escuela. Lo primero que debes considerar es si debe tomar transporte para llegar o si puede ir caminando. Si es el primer caso, no debería hacerlo antes de los 12 años, pero caminando puede hacerlo desde los 9 ó 10 años. También debes conocer si existen otros peligros, como perros callejeros o si hay delincuencia en la zona.
Pasar a la práctica
Para ponerlo en práctica, antes de dejar que vaya solo a su escuela, acompáñalo una parte del trayecto, como a la mitad del camino, desde donde puedas vigilarlo mientras sigue avanzando.
También puedes combinar los días en que lo acompañas una parte del trayecto con los que lo acompañas todo el trayecto.
Cuando veas que se desenvuelve adecuadamente en la calle, que presta atención a su entorno y no se pone en peligro por distracciones o desconocimiento, podrás estar tranquila mientras él sigue en su desarrollo hacia su independencia.
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