Aprende a manejar los berrinches y no pierdas el control
A cierta edad comienza una etapa complicada en la que los niños se vuelven “berrinchudos” y muestran una mala conducta general. Sin embargo, no hay que preocuparse demasiado, ya que esto es normal, es la forma que tienen de reafirmar el “yo”, y volverse más autónomos.
Sin embargo, no debemos permitir que esto se salga de control. Los padres somos las personas que ponen las pautas de educación y los que transmitimos los valores y la enseñanza de cómo deben convivir con los demás.
La forma ideal para transmitirle las órdenes sin que él se sienta agredido y comience a hacer una rabieta, es explicarle por qué deben hacerse las cosas (o por qué no deben hacerse las que le tengas prohibidas).
Si además damos las órdenes de forma suave, no bruscamente, será más fácil que las siga sin sentirse frustrado, y sintiendo además que fue su decisión. En vez de mandarlo a dormir “ahora mismo”, dile: “diez minutos más y a dormir”. Así, se preparará mentalmente para acatar la indicación y te evitarás una escena.
Recuerda lo siguiente:
No castigos. Los castigos no ayudan a mejorar la conducta, sólo a generar frustración y la sensación de estar ante una autoridad injusta. En vez de ello, pídeles de nuevo lo que necesitas que hagan.
Dales opciones. Si no quiere comerse la manzana, no lo obligues; mejor pregúntale si prefiere una manzana o un plátano. Esto le dará la libertad de elegir entre las opciones existentes.
Actividad de su agrado. Cuando sea posible, acompaña las órdenes desagradables con una actividad de su agrado para que esté más dispuesto a cooperar. Si quieres que recoja los juguetes, dile que lo haga y después podrá ver una película o comer un fruta, pero evita que se convierta en un premio.
No responder enojo con enojo. Si el niño tiene una rabieta, debes mantener el control y no enfurecerte ni comenzar tú misma una rabieta. Él aprenderá con el ejemplo que se puede hablar sin pelear.
Regresar