A los niños les gusta ver una y otra y otra vez las mismas películas y caricaturas, y parece que entre mejor las conozcan, más las disfrutan. Son capaces de memorizar diálogos y escenas completas.
¿Por qué?
La mente infantil funciona de forma distinta a la mente de los adultos. Nosotras sabemos lo que sucederá a continuación en una caricatura incluso si no la hemos visto, pues la experiencia las ha vuelto predecibles. Pero un niño sigue siendo un observador ingenuo, sin la misma experiencia, con una capacidad de asombro mucho mayor. Así, aunque ya conozca de memoria una película, la disfruta cada vez como si fuera nueva porque para él existe la posibilidad de que algo diferente suceda.
Cuando nosotros vemos una película más de una vez, lo hacemos para comprender mejor cada escena o porque hay algo en ella que nos gusta tanto que la queremos repetir, como repetimos canciones. En en caso de los niños, cada vez que la ven descubren algo nuevo y les ayuda a reafirmar una idea que todavía no tienen clara: las cosas en el mundo no cambian así como así. Esto les ayuda a tener estabilidad emocional y saber que no van a despertar un día y descubrir que están en una casa diferente o que sus padres han sido cambiados por otros.
Aprender algo es satisfactorio para todos, incluyendo a los niños. Éstos, aprenden mejor a base de repetir las cosas; cuando se dan cuenta de que han memorizado perfectamente la canción que más les gusta de una película, se sienten tan satisfechos y felices como nosotras cuando aprendemos a usar un teléfono nuevo. Repetir las mismas películas los hace sentir bien.
La próxima vez que tu hija te pida ver Frozen por centésima vez, en lugar de preguntarle si no se aburre de verla tantas veces, comparte su alegría. Aunque tal vez quieras bajarle el volumen a la televisión.
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