El estado de ánimo y la actitud ante la vida, modifican nuestras percepciones y la forma en que interpretamos la realidad, por lo que de nuestra disposición depende en gran medida nuestro estilo de vida y la forma en que afrontamos los problemas, simples o graves, de cada día.
Lo anterior es bien sabido, pero , ¿sabías que también tu disposición ante la vida puede favorecer (o empeorar) tu estado de salud física?
De acuerdo a los estudios realizados por la Psicología de la Salud, hay una correlación entre el pesimismo y la presencia de síntomas somáticos (físicos), y del optimismo y la ausencia de los mismos. El vínculo entre la disposición y la salud, está mediado por una forma ineficiente de afrontar el estrés: la autocrítica.
Optimismo y pesimismo
El optimismo puede definirse como la creencia de que el futuro nos depara más éxitos que fracasos.
Esta creencia es buena para la salud porque posibilita que las personas hagan un ajuste vital, que se traduce en una disminución de síntomas y en una recuperación más efectiva.
El pesimismo, por el contrario, es la creencia de que en el futuro tendremos más fracasos que éxitos. Favorece la aparición de síntomas físicos y puede llegar a complicar la recuperación.
Niños optimistas
Sé un buen modelo de conducta para tu hijo. Para que sea optimista, debes serlo tú también. Nunca digas cosas como "tengo muy mala suerte" o "sabía que me iba a salir mal". Si algo sale mal, en su lugar di: "Lo intentaré de nuevo, seguro esta vez lo haré mejor".
Evita fomentar la idea de que el mundo es de color de rosa, pues eso es falso. Sé realista, acepta y enséñale a aceptar que el mundo no es perfecto, que hay problemas y que la vida es difícil, pero también a aceptar el resto que conlleva existir en un mundo así, y a disfrutar de lo conseguido y de los momentos de paz y tranquilidad.
Al llevarlo a la cama, pregúntale cuáles fueron las mejores cosas del día y qué hizo él para que sucedieran.
Enséñale que las cosas no siempre salen bien o como deseábamos, pero que eso no significa que no hayamos sabido hacer las cosas o que seamos tontos. Siempre habrá una nueva oportunidad para lograrlo.
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