No es suficiente preguntarle cómo le fue en la escuela, el kínder, la guardería o con su papá si le tocó cuidarlo, si de verdad quieres enterarte sobre la vida de tu hijo, sus pensamientos, deseos, temores y sentimientos, tienes que aprender a formular las preguntas correctas en el momento apropiado.
Lo ideal es hacer preguntas más específicas, que no den lugar a ninguna ambivalencia importante. Para él será más fácil entenderla y responder la verdad, y para ti, será mucho más claro lo que él piensa o siente.
Ésta es una lista de preguntas que puedes hacerle, cada una en el momento más indicado. A veces, al volver de la escuela o terminar de comer, o después de jugar, o cuando está por irse a la cama. Depende de ti elegir el momento oportuno. ¡Ah! Y una cosa más: no lo abrumes con un largo interrogatorio, hazle dos o tres preguntas y con base en sus respuestas, entabla un diálogo más edificante para ambos.
- ¿Te gustó el desayuno?
- ¿Qué comieron tus amigos?
- ¿Qué fue lo más aburrido del día?
- ¿Pasó algo o viste algo que te hizo feliz hoy?
- ¿Pasó algo raro este día?
- ¿A qué jugaste?
- ¿Qué hacen los demás niños en el recreo?
- ¿Algo te hizo enojar hoy?
- ¿Hay algún niño que se porte mal siempre?
- ¿Ayudaste a alguien hoy?
- ¿Con quién platicas y de qué platican?
- ¿Alguien te contó algo divertido?
- ¿Algo te asustó hoy?
- ¿Qué fue lo que más te gustó de todo lo que aprendiste en la escuela?
Estas preguntas son una guía, pero a ti se te pueden ocurrir cientos de preguntas similares o diferentes que le puedes hacer a tu hijo para motivarlo a que te cuente sobre su vida.
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