¿Te has puesto a pensar en las cosas que dejaste de hacer desde que eres mamá? La maternidad lo cambia todo, tu vida se transforma radicalmente cuando llega tu primer hijo y esto puede resultar desconcertante.
Entre las cosas más notorias que cambian a partir de la llegada de tu primer hijo, se encuentran:
La privacidad
Con un niño en casa, es más difícil tener momentos de privacidad o dedicados a ti misma. Entre más pequeños son, más atención tuya requieren, y cuando crecen, primero te siguen a todas partes o entran a tu habitación sin llamar. Algunas mujeres encuentran que el único momento en que realmente están solas y tienen un rato para ellas mismas, es cuando van al baño.
El descanso
Es lo más notorio y también una de los cambios más desgastantes, la falta de sueño y tiempo para dormir y descansar apropiadamente. Tu hijo necesita atención, y la necesita en el momento en que le surge la necesidad de que lo alimentes, lo limpies o lo duermas. Si es mas grande, necesita que le ayudes con la tarea, que le prepares la cena y sus cosas para el día siguiente, y sólo entonces puedes descansar, pero te levantarás antes que él para tenerle listo el desayuno y asegurarte que comience bien el día.
Pero existen muchos otros cambios, y para no perder la cordura necesitas detenerte por un momento y darte 10 minutos para reorganizarte.
Con tu pareja, trabaja en equipo para que la carga de cuidar y educar a los niños no recaiga en ti por completo, y tengas un espacio para ti misma todos los días. Pide a tu pareja que él lleve a los niños a dormir, o que él les sirva la cena o los ayude a ordenar las cosas de la escuela del día siguiente; también puede ser él quien se encargue de sus desayunos, o pueden turnarse una semana cada uno.
Una estrategia un poco más extrema pero muy útil, es que un día al mes sea exclusivamente para ti, y que lo sean tu pareja e hijos quienes se encarguen de lavar los trastes, preparar la comida, limpiar la casa y hacer las compras, o, mejor aún, que un día al mes su papá o sus abuelos, si están de acuerdo, se los lleve todo el día a pasear, y tú lo aproveches para quedarte sin hacer nada de trabajo en casa, para leer, ver películas, compartir con tu pareja, reunirte con tus amigas o lo que gustes.
La base de todo es la organización y la comunicación. Atrévete a reconocer que a veces ser mamá es un trabajo demasiado agotador, nadie tiene por qué hacerte sentir culpable si un día a la semana, a la quincena o al mes, lo dedicas a consentirte.
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