Los sentimientos que no podemos decir en voz alta tienen la tendencia a expresarse a través de nuestro cuerpo, como síntomas psicosomáticos, o sea, que tienen un origen psicológico pero se expresan a través del cuerpo (soma).
Aunque las emociones positivas (alegría, amor, diversión) se expresan de forma cotidiana en nuestro lenguaje, las emociones llamadas negativas (celos, tristeza, miedo) por lo regular se mantienen ocultas, inexpresadas, en silencio.
Cuando estás feliz, es agradable contarle a otros la causa de la felicidad, ¿verdad? Pasa lo mismo con el dolor: contárselo a alguien nos ayuda a equilibrar nuestras emociones.
A veces, para evitar peleas o conflictos, preferimos ocultar lo que pensamos. A veces está bien hacerlo, pero no todo el tiempo. Recuerda que tienes todo el derecho del mundo a tener toda la gama de emociones humanas, no sólo las "bonitas" sino también las negativas.
Si tienes un malestar persistente en alguna parte de tu cuerpo, es probable que se deba a alguna emoción que no has sacado de tu sistema. Los más comunes son los dolores de cabeza, cuello, espalda y pies, y si no se deben a un origen fisiológico, suelen relacionarse con emociones guardados de amor, obstinación, rencor e inseguridad.
Si presentas dolores crónicos, debes acudir primero con un médico, y si no existe una causa aparente, deberías considerar acudir con un psicólogo o psicoanalista, que podrían ayudarte a canalizar tus emociones de una forma constructiva.
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